Una bodega hecha de chatarra abre sus puertas al turismo

 

Ubicada en el Pasaje De La Reta, corazón del distrito Las Compuertas, Luján de Cuyo, la bodega Maal sorprende con una propuesta diferente, innovadora y totalmente disruptiva. Rodeada de viñedos históricos, vecinos de prestigiosas bodegas y con el marco imponente de La Cordillera de los Andes de fondo, asoma esta bodega contrastando con lo simple y cotidiano del entorno. Una arquitectura moderna y limpia, pero sostenida íntegramente en el uso de materiales reciclados, refleja claramente la intención de la bodega de mostrarse diferente.

Para la construcción, se utilizaron 20 contenedores, cientos de cañerías de tubbing y varillas de perforación, maderas y chapas viejas y varias toneladas de chatarra de descarte. Nunca una bodega se había animado a reciclar tanto. A nivel productivo, sin embargo, la bodega cuenta con toda la tecnología necesaria para la elaboración de vinos tintos de la más alta calidad. La fermentación y guarda se realiza en pequeñas piletas de hormigón con capacidad de entre 50 y 200 hectólitros tanques de acero inoxidable y barricas de 225 y 500 litros. Se elaboran aproximadamente 200.000 mil botellas por año, utilizando exclusivamente uva de viñedos propios o rigurosamente controlados.

Desde su primera cosecha en el 2010, Maal se mantiene firme en el compromiso de elaborar exclusivamente vinos Malbec, buscando hacer sólo con esta variedad la mayor cantidad posible de estilos y perfiles. Este proyecto, nacido de la pasión por el vino y la amistad entre sus fundadores Matías Fraga y Alfredo Merlo, vende hoy sus productos en todas las provincias de Argentina y exporta a más de 10 países.

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Desde el momento de su construcción, se optó por potenciar la hospitalidad y transformarla en una parte fundamental del proyecto. Los visitantes llegan a un lugar que claramente contrasta con la típica bodega y los espera un recorrido que no sólo los pasea por la finca y la bodega, sino que además les cuenta de la importancia y el desafío de construir con chatarra y de la historia de los diferentes materiales que le fueron dando forma a la estructura. La visita termina en la Sala de Degustación, dónde con una vista imponente a la Cordillera de los Andes se degusta una completa selección de diferentes estilos de Malbec.

Y para quienes buscan una experiencia aún más completa la bodega ofrece experiencias gastronómicas, con varias alternativas de menú en bodega y actividades; y sus aventuras, que combinan vinos, gastronomía y cabalgatas o trekking.

 

 

 

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